"Hilda Arenas, una mujer maravillosa, que fue la abuela adoptiva de mis hijos, sintió que no valía la pena seguir viviendo después de los 80 años, aunque estaba completamente sana, y dejó de comer. Murió en dos meses tranquilamente, sin dolor ni miedo, porque su familia comprendió su decisión y no la internaron en un hospital entubada para alimentarla artificialmente."
Isabel Allende. Diario de León, 30/05/2015
5 de juny 2015
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